Antaño debía ser costumbre que durante la celebración del Corpus las
distintas Hermandades de Morón organizasen su propio refrigerio, que así
se mitigaba la calor y se disfrutaba del día festivo con los
compañeros. Pero aquella costumbre terminaría degenerando, causándose
algunos incidentes. Por ello en junio de 1868 el alcalde Morón dirigió
la siguiente misiva al arcipestre de las iglesias de la villa,
advirtiéndole que se debía acabar con tales episodios:
Trascripción:
"A esta Alcaldía Corregimiento han llegado quejas sobre los disturbios que en los refrescos que las Hermandades tienen en el día del Corpus, lo cual de ordinario da margen a males de gran consideración, y como de suprimir los indicados refrescos resultaría un gran bien y para nadie perjuicio alguno, deber de mi autoridad es dirigirme a VS. con tal motivo, a fin de que se sirva dictar las medidas oportunas para que cesen esos festines, en que tan en peligro se pone comunmente el órden público y tanto desprestigian a Santas instituciones".
"A esta Alcaldía Corregimiento han llegado quejas sobre los disturbios que en los refrescos que las Hermandades tienen en el día del Corpus, lo cual de ordinario da margen a males de gran consideración, y como de suprimir los indicados refrescos resultaría un gran bien y para nadie perjuicio alguno, deber de mi autoridad es dirigirme a VS. con tal motivo, a fin de que se sirva dictar las medidas oportunas para que cesen esos festines, en que tan en peligro se pone comunmente el órden público y tanto desprestigian a Santas instituciones".
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